20 de julio de 2021

4.

 

Ya, ya sé que hacía mucho que no sabías de mí, pero aquí estamos... Bueno, bien, estoy bien... Yo que sé, estoy cansado, voy a ser sincero contigo:

Sólo siento que soy yo cuando estoy con ella. Y no me ha pasado nunca con nadie más. Te podrá sonar al tópico más dicho en la historia de la humanidad, pero es la verdad. Con el resto me siento una persona totalmente a parte ¿Sabes? Como si mi alma desocupara mi cuerpo. Estoy ahí, pero sólo está una pequeña parte de lo que soy en realidad. Me encuentro mirando desde fuera un cuerpo vacío. Algo que se mueve y actúa por inercia. Puede ser que tenga la capacidad de sellar todos los agujeros por los que me escapo. O quizás es que me recoge y me guarda y me rellena cada vez. ¿Eso puede pasar? Tiene algo desde el primer día que me hace dejar de pensar en todo lo que suelo pensar cuando hay otras personas, ya sabes. El caso, es que de pronto todo eso cesa y yo estoy ahí, justo ahí y ella también y todo me da igual entonces. Se para el motor que hay en mi cabeza, se acaba el mundo a mi alrededor. Y es una sensación tan... Agradable. Siento paz mental, si es que eso existe. No hay voces, no oigo ningún tic tac. Y puedo estar hablando de cualquier cosa, de cualquier cosa, lo juro, y está bien porque, qué importa, no? O estar en silencio. ¿Sabes siquiera lo que es compartir un silencio y no estar pensando en qué decir al momento porque es incómodo? O que te pregunten constantemente qué te ocurre sólo por estar callado. Joder, es un incordio y, sin embargo, podría tirarme horas mirándole sin decir ni una palabra y, adivina, no habría preguntas, porque ya sabríamos las respuestas. Puede que sea porque una vez me abrí en canal, dejé que urgase como un cirujano recién licenciado y me gustó. <<Ensúciate las manos conmigo como si no pudieses hacerme daño>>, pienso cuando le recorro centímetro a centímetro la cara. Aunque sé que lo hará. ¿Soy muy imbécil si te digo que me da igual? Pensaba que no era así, pero me gusta este tipo de dolor, porque pienso en todo esto y, en ese momento de agonía, vale la pena. Creo. Se siente tan bien cuando todo deja de girar sin control; cuando lo hace siguiendo esta especie de órbita mutua. Cuando uno parece que se va a salir y se lo va a tragar el puto universo, el otro tira de esa cuerda invisible sin siquiera quererlo. Pero al final se tensa y regresa, como si fuese de goma.
Y en el fondo me jode, claro que sí. ¿Que si la cortaría? Sí. Mil veces sí. Es una mierda ser consciente de que ésto, en realidad, no me hace ningún bien. Ni me lo ha hecho nunca. Ni a ella, desde luego. ¿Quién cojones quiere verse en el borde del precipicio y no poder dejar de pensar en esa persona y solamente esa persona? Que la puta cabeza te vaya a 300km/h y saber que es la única que consigue pisar el freno. Que nunca llegas a estrellarte. Que te salva de tu alrededor, pero sobre todo, de ti mismo. Joder, es tan tóxico. Es vomitivo. Es... Desesperante. Así que, por supuesto que lo he pensado. También lo he intentado. Muchas veces y de muchas formas, porque realmente es lo que quiero. No quiero depender de si está cuando yo necesito. Quiero enfrentarme a todo lo demás por mucho que me pese y me joda. Y ¿Sabes qué? Aparece. Al final siempre aparece. Dura un tiempo, no te voy a mentir. Unos meses, quizás. Pero cuando me relajo y pienso: joder, qué bien ¡Ahí está de nuevo! En cualquier sitio que te puedas imaginar. Ni siquiera es corpórea, pero ahí está. En ese libro, en esa canción, en la esquina de esa calle, en la ropa que llevo puesta, en la autopista que recorro con el coche cada día, en el puto piti que me estoy liando ahora mismo, en cada rincón de mi pensamiento ¡Mirala, joder! Es una tortura constante. Es un: jódete, no haberle rogado a ese puto dios aquel día sin ser creyente, gilipollas.
He perdido el control de mi cabeza porque ella era la pieza que encajaba y equilibraba toda esta mierda que tengo dentro.
Ojalá no la hubiese conocido ¿sabes?porque al fin y al cabo yo estaba bien, existía y no me iba mal, me hubiese acostumbrado a la vida y al resto de personas que me rodean. No es tan difícil. Pero no puedo acostumbrarme a ésto. Ha sido un antes y un después de esos que marcan en la historia. Como una guerra, como una explosión en una central nuclear.

Así que he pensado que voy a matarla. Lo tengo decidido. Lleva mucho tiempo rondándome la cabeza. Es un plan sencillo, lo he pensado todo mil veces, cada cabo suelto, cada mierda que puede pasar y cada cagada que puedo cometer. Todo. Es prácticamente perfecto. Pero necesito ayuda.
Por eso te he llamado después de tanto tiempo; no te preocupes, a esta cerveza invito yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario