Una vez casi me caso. Yo tenia 20 años y las ideas llenas de pájaros de humo. Tan volátiles.
Andábamos, el tipo y yo, metidos en un autobús lleno de gente; el semáforo en rojo. Hora punta y un atasco monumental. Delante nuestro, rezaba un cartel encima de un portón: Iglesia Evangélica. Menudos idiotas, ni siquiera éramos creyentes.
El tipo me miró.
—¿Y si nos casamos aquí y ahora?
Se paró de golpe el mundo, todo desapareció ¡Lo juro! Y en mi cabeza comenzó una carrera de fondo con todos y cada uno de los pensamientos absurdos que era capaz de hilar cada vez que yo lo miraba cuando el no me veía. Pese a todo, sabía la respuesta.
—Vale.
El semáforo pasó a verde. Se prendió de nuevo nuestro alrededor, pasamos la iglesia de largo. Cambiamos de tema, el tipo se lio un cigarro... Bajamos cinco paradas más allá.
:')
ResponderEliminarQuizá debí entrar y pedirle al primer cura que viera que lo hiciese.